“El corazón cerrado surge de la idea de que cualquier situación molesta que aparezca en tu vida, no pertenece a ella. Un corazón cerrado elige y selecciona lo que va a dejar entrar y lo que va a dejar afuera. Cuando algo no supone peligro para su egocéntrica dueña, lo deja entrar. Y cuando constituye un peligro, lo mantiene fuera. En cambio, un corazón que realmente está abierto carece de bisagras, porque en él no hay ninguna puerta que se cierra o se abra.

El corazón abierto es curioso, observa la totalidad de la existencia, (lo que hay dentro tuyo y lo que se mueve afuera), acepta y acoge esa totalidad, receptiva y amorosamente.”