Sentir la mariposa caminar por tu mano es una experiencia primeramente corporal 🦋 La única espiritualidad posible es a través del cuerpo.
En estos momentos donde estamos “haciendo cuerpo” la conexión con el ser superior, quienes más desorientación sienten son aquellos que han considerado a la espiritualidad como un espacio meramente mental, devocional, escindido del cuerpo y de las pulsiones reales provenientes de las sensaciones, emociones, pensamientos e interacciones con la vida cotidiana mundana.
“Embodiment” es el término en inglés, se traduce como encarnación, pero el contexto religioso de esa palabra nos limita la comprensión. “Encuerpamiento” sería más correcto.
Este “hacer cuerpo” implica experimentar la cotidianeidad desde una consciencia superior, más completa y libre que la asociada a la mente egoica/ilusoria. Al comprender la realidad de una manera neutral nos es posible también elegir en consciencia y coherencia con esa voluntad superior. Es demandante y otras veces desafiante porque nuestra mente ilusoria se distrae, se desconecta y entonces repetimos patrones.
La espiritualidad, la energía, las emociones, la postura corporal y la respiración son eslabones de la cadena que nos permite este proceso de despertar. La respiración cambia y se bloquea a partir de experiencias que no se procesan conscientemente, en donde intervienen emociones y creencias. Esa respiración limitada condiciona la postura corporal, la columna, el apoyo de los pies, el movimiento ya no fluido de los órganos. Esas limitaciones corporales condicionan las posibilidades de respuesta. Resulta que entonces siempre reaccionamos de la misma manera porque nuestro cuerpo está tan encajado en su desequilibrio que es imposible crear nuevas respuestas. La mente sigue el mismo patrón.
Los chakras, los canales energéticos y puntos de acupuntura, los anclajes y conexiones con la energía externa dependen de alineaciones y referencias cien por ciento corporales. Es completamente ilusorio considerar que un cuerpo torcido, adolorido, adormecido en partes, negado en otras, nos puede llevar hacia una espiritualidad completa. Solo cuando nos alineamos internamente podemos alinearnos externamente. Cuando nuestro cuerpo energético se restablece y cohesiona con el cuerpo físico en coherencia de planos, la energía fluye nuevamente y nos conectamos con el aquí y ahora.
Cuando el caudal de energía aumenta, la consciencia se amplia. Frecuencias energéticas y posibilidades de percepción van de la mano. A mayor vibración, mayor percepción de la realidad, mayor anclaje en el momento presente, mayor posibilidad de de acceder a planos amplios/superiores de consciencia colectiva, etc.
La espiritualidad que se busca con la mente se queda corta. La espiritualidad que se transita con el cuerpo, en constante proceso de autobservación, reconciliación con sí mismo y voluntad de trascender la autoimagen, nos lleva por un camino bien largo. Por supuesto la primera ofrece recompensas maravillosas y la otra un arduo proceso que requiere compromiso sostenido.
Pero ahora, en este tiempo de “embodiment” donde todo proceso incluye lo corporal, toda consciencia es a través del cuerpo (con la mente al servicio de éste) y es clarísimo que la experiencia en el aquí y ahora es a través del cuerpo y los sentidos (la mente viene a continuación con sus interpretaciones) quienes han trazado el largo camino de la espiritualidad completa se sienten contenidos, sostenidos, tienen recursos y siguen avanzado. Quienes han cultivado la espiritualidad mental están desorientados, no pueden entender por que duele tanto el cuerpo, por que a pesar de meses/años de trabajo quedan atascados en la repetición de patrones.
Cuando los chinos diseñaron el chi kung y los hindúes el yoga, tenían claro estos conceptos. No hay despertar sin cuerpo. Cuerpo, mente, energía son componentes que se nutren entre sí y requieren trabajo en sí mismos, también en la relación coherente entre sí.
La pregunta es: ¿puedes sentir la mariposa con tu mente?