Hoy participé en el Círculo de Mujeres Budistas, una iniciativa llevada a cabo por Sakyadhita Spain.
Mi compañera del Zen, Adriana Etsuho, guió la práctica y abrió el amoroso debate que se realiza cada vez. En este caso, conversamos sobre la importancia que tiene la postura en la tradición Zen. Escuchando a mis compañeras y también a partir de mi propia experiencia en la práctica de zazen y chi kung, algunas preguntas quedaron flotando, con una intención de profundizar en el tema.
¿Es la postura de loto una postura creada por hombres y, por ende, más indiciada para hombres?
¿Podríamos las mujeres proponer una postura de meditación más propicia para nuestros cuerpos?
¿Cómo influyen nuestros condicionamientos religiosos y culturales sobre nuestros cuerpos en la postura -y evidentemente también en toda nuestra práctica budista como mujeres?
Ese último es el eje de trabajo en estos círculos de mujeres y la misión de Sakyadhita: resignificar el budismo desde la perspectiva de género y la experiencia de las mujeres practicantes.
No tengo respuestas concretas a esas preguntas, pero definitivamente es un tema que me interesa trabajar. En el zen la postura es muy importante y el cuerpo es el vehículo de nuestro despertar. La postura de loto es compleja, y en muchísimos casos imposible de lograr. Me abre un interrogante adicional: occidentales con cuerpos rígidos, ¿podemos usar las mismas posturas que los orientales, con su memoria corporal y bagaje ancestral en yoga, taichi, chi kung y artes marciales? Tal vez necesitamos adaptar la práctica a lo que somos, sin que eso signifique quedar afuera.
Las mujeres tenemos una histórica mala relación con nuestros cuerpos, en general, los desconsideramos. Guardamos tensiones específicas en zonas concretas que permanecen ocultas a nuestra consciencia hasta que ponemos verdadera intensión de sentir y observar. La pelvis, el suelo pélvico, la garganta y la base del cuello… hay fijaciones somáticas que son propias de la historia de las mujeres y que al momento de sentarnos en zazen (meditación) se hacen notar. ¿Necesitamos un camino propio en la práctica? Creo que sí. No tan lejano, no tan distinto, pero si, de las mujeres.
Hoy también conversamos sobre las matriarcas del budismo, mujeres referentes que están también ocultas en las historias, desapercibidas intencionalmente y que empezamos a rescatar, reconocer y honrar. Son las ancestras, nuestras ancestras en el linaje del Buda.
Por que no solo los hombres crearon el camino, las madres, hermanas e hijas también lo hicieron y siguen haciéndolo. Y porque en el budismo también hay patriarcado, machismo y sesgo.
Gracias queridas mujeres.
Más info sobre los Círculos de Mujeres Budistas y Sakyadhita Spain en https://sakyadhitaspain.org
Imagen: “Seiza” de Mariusz Szmerdt.
1 comentario
Maria · 10 julio 2021 a las 09:01
Que interesante reflexión!!! Postura,occidentales rígidas,??valorar cuerpo?sobre exigido? desequilibrios digestivos? Para meditar.
GRACIAS!!!!
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