Cuando me preguntan qué practicar, cuál es la mejor práctica, respondo: cualquiera, mientras sea desde el amor, hacia la vida. 🧡🧡🧡
Muchas veces, la práctica ―meditación, chi kung, yoga, la que sea― se convierte en sostenedora de los mismos patrones que nos causan sufrimiento. Esto sucede cuando no es observada conscientemente, sino usada (sin querer o sin saber) para evadir, anular o desconectar del momento presente, por ende, del sí mismo.
Practicamos desde la exigencia de lograr “algo”: relajación, salud, comprensión o desconexión, de manera forzada y alimentando la misma exigencia con la que vivimos cada día. Practicamos desde el deseo a la comodidad y el rechazo a la incomodidad, anulando la voluntad de abrirnos a la completitud de la existencia. Practicamos desde la ilusión del bienestar permanente que llega desde el afuera, perpetuando nuestro propio relato limitado de la realidad.
¿Qué práctica es una “buena práctica”? 🤔
No son tan relevantes los componentes de nuestra práctica, sino el enfoque que usamos para practicar. Puede ser meditación, chi kung, yoga, taichi, caminata, danza, un poco de todo eso junto y también algo intuitivo, siempre y cuando sea realizado amablemente, considerando las siguientes intenciones:
💕 Que la práctica sea a través de amor y no del miedo. Esto nos orienta hacia la compasión y el cuidado de nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro ser, y nos aleja de la exigencia, la auto-crítica y el auto-reproche.
✨ Qué la práctica esté orientada hacia la vida, la apertura y la luz. Esto nos mueve cordialmente hacia el cambio, ya que vida es movimiento y apertura es auto-tolerancia amorosa de todo aquello que vamos encontrando e iluminando en nuestro interior.
🌈 Que la práctica sea creadora y reparadora. Esto nos orienta hacia la trasformación interior y hacia la sanación y evita que usemos la práctica para sostener o consolidar los patrones de auto-daño que causan las desarmonías.
☔ Qué la práctica genere incomodidad, duda y cierta desorientación. Esto nos mueve fuera de la zona de confort y nos lleva a observar con atención, a sentir y comprender nuestros deseos y restricciones, y a elegir conscientemente el camino.
🍃 Pequeña duda, pequeña iluminación. 🍃 Gran duda, gran iluminación. 🍃 Ninguna duda, ninguna iluminación. ~BUDA.
La presencia de un guía-acompañante, alias “maestro”, compasivo y amoroso, permite habilitar esa auto-observación y conexión sanadora, creativa y también incómoda. El “maestro”, consciente de la importancia de su tarea, no es exigente respecto a dichas pautas, es diligente, cuida y observa su ejecución, acompaña y ayuda a construir tu práctica de la misma manera.
En amor y luz 🙏❤ para que nuestra práctica nos conecte con la vida.
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