Imagina una vida en la que puedes ser exactamente lo que deseas. No me refiero a un trabajo, a posesiones o un determinado rol, sino a SER lo que quieres ser. Imagina que te permites sentir libremente cada cosa que emerge en tu interior: gozo, disfrute, amplitud, pero también tristeza, desánimo, limitación o dolor. No existe ninguna restricción en ti respecto a sentir.

Imagina que puedes expresar libremente eso que sientes y que piensas. Puedes hablar, reír, llorar, danzar, correr, quedarte quieta, tumbarte o saltar, hacer o deshacer, si así lo deseas. Puedes crear y manifestar todo aquello que pulsa en tu interior.

El camino hacia la manifestación completa de tu Ser comienza en permitirte ser justamente lo que ya eres. ¿Quién te limita en el logro de esa vida que imaginas? Tu. Tus autorestricciones, tu apego a las estructuras, a las comodidades internas y a la imagen que voluntariamente sostienes de ti.

Pero puedes cambiarlo. Abre tu corazón. Siente esa que eres y da el paso: traspasa la imagen, avanza por delante de ella y manifiéstate en verdad. Permítete Ser…

Una vida de bienestar y completitud solo emerge de Ser exactamente lo que somos.