Los días están siendo desafiantes, muchas cosas alrededor, muchas cosas adentro. Todo se mueve, la incertidumbre gobierna y nos resistimos. No es tanto la incertidumbre del contexto la que molesta, sino la interna… esa sensación de no saber muy bien qué hacer ahora… y el momento después de ahora… y luego.

No importa lo arduo que se puede presentar mi día, lo agotada o saturada que termino a la noche, lo confuso que se vuelve todo, ni las sensaciones y sentires que todo eso me despierta. Sé que puedo contar conmigo a través de mi práctica. Cada mañana me dispongo a reordenarme, a disponer de un tiempo en el que la prioridad soy yo. Me respiro, me siento, me alineo conmigo, con ese sentir interno. Me muevo, abro mis espacios, miro mis resistencias, me facilito mi propia vida.

Las cosas no salen como yo quiero o pienso que deberían ser… ni mis cosas internas se ordenan del todo, ni las externas me hacen caso. No es tan relevante cuando me siento en eje, en coherencia y entonces puedo dejarme llevar, entregarme en confianza.

Me abro a la vida cada mañana agradeciendo que estoy en ella, viviéndola! Eso es tanto más de lo que otros pueden lograr. El logro no es alcanzar una vida “perfecta” sino mas bien estar en la propia vida, momento a momento. La práctica me permite eso (zazen y chi kung en mi caso, pero puede ser cualquier práctica).

Alguna vez mi maestro dijo: “Tener una práctica es tener el camino de regreso a uno mismo siempre disponible. Solo hay que recordarse esa posibilidad y luego simplemente, practicar.”
Estamos juntos en el camino, no te olvides de eso. Si te sientes sola o perdida, busca compañía, busca guía. La luz está siempre disponible para quien la pide.