Agradezco sus colaboraciones voluntarias respecto a los encuentros realizados este mes. Brindar estos encuentros fue mi forma de retribuir por todo lo recibido este año, una entrega hacia mi sentir y la posibilidad de asistir en estos momentos de gran cambio.
La colaboración voluntaria relacionada con este tipo de actividades tiene el sentido de permitir a las personas retribuir por lo que reciben de acuerdo con sus posibilidades. Es importante hacer la colaboración, ya que de esa manera se mantiene el equilibrio entre dar y recibir y el camino de práctica permanece abierto.
Cuando no se retribuye lo recibido de alguna u otra manera, la persona que toma puede quedar en deuda, puede sentir cierta vergüenza o condicionamiento y así se distancia de ese camino y éste se cierra. Es relevante comprender que la colaboración no posee juicio, ni por parte del practicante ni por parte del que la recibe. No necesariamente debe ser dinero y puede ser realizada de acuerdo con el propio tiempo, posibilidades y recursos, e incluso puede ser una acción hacia otra persona o hacia la comunidad.
Se puede retribuir colaborando voluntariamente de infinitas maneras, siempre que en tu corazón comprendas cual es la compensación que estás realizando. El sentido es continuar la cadena de dar-recibir-dar. Puedes colaborar con trabajo, con alimentos a una persona necesitada, con donaciones o incluso con presencia y voluntad de ayuda hacia quien lo necesite.
Esta forma de dar-recibir-dar se conoce en el budismo como DANA, la “paramita” (virtud) de la generosidad y es la forma en que el discípulo se relaciona con su maestro y su comunidad de práctica. El practicante da porque recibe la posibilidad de transitar el camino. Muchas veces ese dar es trabajo y otras veces, cosas materiales o dinero. Si bien transitamos un camino de espiritualidad, lo hacemos de manera consciente y conectada con la realidad, y las personas y espacios de práctica se sostienen a través de medios materiales.
Reconocer lo que tenemos, recibimos y tomamos requiere generosidad de corazón, apertura que luego se transforma en generosidad de dar. Lo opuesto sería especular y escatimar, intentando ganar en la relación recibir-dar, menospreciar lo que se recibe para retribuir de menos, o quedar en la inercia de no colaborar porque no hay exigencia directa en tal sentido.
Es responsabilidad de la persona que recibe equilibrar proactivamente el vínculo y continuar la cadena creando el siguiente eslabón. Si eso no sucede, es un pendiente para quien ha quedado en deuda que limita ese flujo de abundancia. Aun cuando la colaboración puede parecer o sentirse pequeña, si quien recibe es sincero y valora en su corazón lo recibido, es suficiente para mantener abierto el flujo.
Para el caso de intercambio relacionado con clases, talleres y prácticas de consciencia/espiritualidad, la persona que abre una actividad a colaboración voluntaria debe hacerlo desde su corazón, comprendiendo esta lógica energética-karmica, sin expectativas o juicio por lo que recibirá. Entonces su dar es también una colaboración voluntaria hacia la totalidad.
Cuando el intercambio que se establece a colaboración surge de la inseguridad del dador, que no sabe qué valor tiene su dar, no se abre un camino de abundancia sino de desvalor. La colaboración voluntaria no puede ser una excusa de la desvalorización de sí mismo o de la práctica, sino que debe estar profundamente enraizada en el corazón abierto del dador y en su entrega confiada hacia la vida.
Mi sentir respecto a este año fue una gran oportunidad de asistir y colaborar en lo que me era posible, respetando mis límites y capacidades. Agradezco a quienes me abren su corazón y reciben lo que tengo para dar.
Si particularmente sientes algo similar, sientes que deseas compensar lo recibido, anímate retribuir y a equilibrar esa energía de la manera más simple que hay: mirando a tu alrededor y colaborando voluntariamente -proactivamente- con lo que sea que haya para hacer justo allí, sin juicio, sin expectativa… solo creando el siguiente eslabón de la cadena de generosidad.
Deseo a todas un buen fin de 2020, a corazón abierto. Nos estaremos reencontrando en unas semanas.
Si deseas realizar una colaboración voluntaria retribuyendo por actividades o cursos, aquí encuentras la información necesaria. Gracias.
Te recomiendo «Espacio de Autocuidado – Capítulo 10: Generosidad y Abundancia».
Lo puedes escuchar en Spotify, mi canal de Youtube o mi sitio de prácticas online, en donde también encuentras material complementario gratuito. ACCEDE AQUÍ.
«Cuando hablamos de generosidad pensamos en dar. Y cuando hablamos de abundancia pensamos en recibir. Y en ambos casos lo más común es considerar cosas materiales. En este capítulo vamos a observar la generosidad y la abundancia desde perspectivas más amplias, cómo se relacionan y cómo influyen en tu autocuidado.
Efectivamente generosidad es dar. ¿Podemos pensar la generosidad hacia nosotras mismas? Por supuesto que sí, a través de lo que se compra, de lo que viene desde afuera.
Pero hay una generosidad más profunda que tiene que ver con lo que puedes darte a ti misma desde tu interior. Puedes darte tiempo para ti, por supuesto cuidado. Puedes darte presencia, estar ahí contigo, con lo que hay ahora en ti. Puedes darte permiso para sentir lo que sea que estas sintiendo y también para expresarlo. Y definitivamente puedes darte compasión, esta actitud consciente de no exigencia, no rechazo, no maltrato hacia ti, sino justamente, generosidad hacia todo lo que eres ahora, no restringir tu mundo interno, no restringirte.
Esa es la forma más profunda de auto generosidad. Ser generosa contigo es abrir tu corazón a lo que eres y permitirte completamente serlo. Escucha el podcast completo para realizar una breve práctica de generosidad para contigo y comprender la relación que tiene con la abundancia.»