El vacío de datos de genero sucede desde los inicios de la historia. Implica la falta de datos específicos sobre las mujeres en lo que respecta a salud, trabajo, estudios y vida en general. Son datos que no se recolectan o no se diferencian y todo termina en la misma bolsa: una general que considera primariamente a lo masculino.
Lo vemos reflejado actualmente en reportes relacionados a los efectos secundarios de las vacunas del Covid19. Mujeres en todo el mundo han reportado alteraciones en su ciclo hormonal-menstrual post-vacunación, efectos secundarios que no fueron considerados (o fueron descartados) en las investigaciones iniciales.
El “women data gap”, brecha de datos o vacío de datos de género constituye una de las problemáticas actuales mas relevantes en creación e implementación de políticas de salud, inclusión y capacitación para las mujeres.
A continuación, prefacio del libro “INVISIBLE WOMEN” de Caroline Criado Perez
“La mayor parte de la historia humana incluye un gran vacío de datos. Desde la teoría del hombre cazador, los historiadores han dejado poco espacio para el papel de la mujer en la evolución de la humanidad, ya sea desde un aspecto cultural o biológico. En cambio, las vidas de los hombres son los ejemplos que representan las de los humanos en general. Cuando se trata de la vida de la otra mitad de la humanidad, en general, no hay más nada que silencio.
Y estos silencios están por todas partes. Toda nuestra cultura está plagada de ellos: cine, actualidad, literatura, ciencia, urbanismo, economía. Las historias que nos contamos sobre nuestro pasado, presente y futuro, todas están marcadas, desfiguradas, por una «presencia ausente» con forma de mujer. Esta es la brecha de datos o el vacío de datos de género.
La brecha de datos de género no se trata solo de silencio. Estos silencios, estos vacíos, tienen consecuencias, tienen un impacto en la vida de las mujeres todos los días. El impacto puede ser relativamente menor, como pasar frío en oficinas en donde el termostato considera solo a los hombres o estirarse para alcanzar un estante superior ubicado según la altura masculina. Irritante, ciertamente. Injusto, sin duda. Pero no pone en peligro la vida. No como chocar en un automóvil cuyas medidas de seguridad no tienen en cuenta los cuerpos de las mujeres. No es como si un ataque cardíaco no fuera diagnosticado porque los síntomas se consideran «atípicos». En esos casos, para las mujeres, las consecuencias de vivir en un mundo construido alrededor de datos masculinos pueden ser mortales.
Una de las cosas más importantes que se puede decir sobre la brecha de datos de género es que, en general, no es intencional o maliciosa. Todo lo contrario. Es simplemente el producto de una forma de pensar que ha existido durante milenios y, por lo tanto, es una forma de no pensar. Incluso, un sin pensar por dos: los hombres no hacen nada y las mujeres no se dicen nada.
Ésta no es una observación nueva. Simone de Beauvoir lo expresó claramente cuando en 1949 escribió: “La humanidad es masculina y el hombre no define a la mujer en sí misma, sino como relativa a él. […] Él es el Sujeto, ella es el Otro”.
Lo que cambia ahora es el contexto, las mujeres siguen siendo “lo otro” en un mundo cada vez más dependiente y apoyado en datos: big data. El problema está en que el big data se corrompe por los grandes silencios y las verdades que obtiene son verdades a medias, que, para las mujeres, en general no son del todo ciertas.
Este nuevo contexto hace que la necesidad de cerrar la brecha de datos de género sea cada vez más urgente. La inteligencia artificial que ayuda a los médicos con los diagnósticos o que selecciona posibles solicitantes de empleo, ya es común. Pero los algoritmos están basados en conjuntos de datos plagados de brechas de datos, y con la evidencia disponible, ciertamente no parece que se haya hecho ningún trabajo por mejorar en ese aspecto.
Números, tecnología, algoritmos, todos estos son cruciales para la historia las mujeres, pero solo cuentan la mitad de la historia. Información también es la experiencia humana. Entonces, cuando estamos diseñando un mundo que está destinado a funcionar para todos, necesitamos mujeres en la sala. No incluir la perspectiva de las mujeres es un gran impulsor de un sesgo masculino involuntario que intenta (a menudo de buena fe) hacerse pasar por «neutral en cuanto al género».
La brecha de datos de género es tanto causa como consecuencia del tipo de no-pensamiento que concibe a la humanidad como masculina. Constituye un sesgo que discrimina, excluye y demanda al mismo tiempo. Es una forma distorsiva de observar el mundo en que vivimos y diseñar el mundo que queremos.”
Información sobre la menstruación y las vacunas Covid19:
• Un estudio con 1.600 mujeres confirma que la vacuna del Covid altera la regla.
• Cambios en la menstruación que sufren mujeres recién vacunadas contra el Covid-19.
• Hay que estudiar las alteraciones en la menstruación tras la vacuna Covid.