Hay una sensación de que el autocuidado y la práctica continua no valen el esfuerzo si la realidad no cambia. Abandonar -y abandonarse- es como una venganza compensatoria hacia esta vida que me duele, y a pesar de todo lo que hago, me sigue incomodando y doliendo.
TIEMPO DE LECTURA: 6 MINUTOS.
Regresar a la BibliotecaPubliqué este articulo a fines de 2020, sin embargo sigue siendo válido todo lo que comento.
Tiempo e infinitas propuestas disponibles hicieron que muchas personas comenzaran conductas de autocuidado, allá por abril-mayo de 2020, cuando inició la cuarentena. Prácticas corporales, meditación, alimentación consciente, expresividad, arte, manualidades, ejercicio físico, terapias, cursos y cuánto más! Y los dos… tres? primeros meses fueron bien y luego toda la voluntad empezó a decaer.
Las personas me cuentan que han abandonado todas esas intenciones y ya no usan los recursos aprendidos y disponibles para sostenerse en su autocuidado cuerpo-mente, en su gestión emocional y en la creación del bienestar propio.
Hay una sensación de que el autocuidado y la práctica continua no valen el esfuerzo si la realidad no cambia. Abandonar -y abandonarse- es como una venganza compensatoria hacia esta vida que me duele, y a pesar de todo lo que hago, me sigue incomodando y doliendo.
Y antes de continuar leyendo, observa en tu interior las emociones que pulsan hacia esta incomodidad persistente que es la cuarentena / pandemia y cómo reaccionas a ellas. ¿Le das más dolor al dolor? ¿Más incomodidad a lo incómodo?
El hartazgo y el no cumplimiento de nuestras expectativas, no solo hace que abandonemos el autocuidado, sino que renunciemos a él con un deje de odio, de fastidio, como si pudiéramos devolverle a la vida el dolor que nos causa esta imperfección.
¿Por qué creemos que dañarnos a nosotros mismos es una forma útil de estar en este presente? Por supuesto, conscientemente no creemos eso, pero estas conductas no compasivas circulan por planos inconscientes e ilusorios y crean una gran resistencia a la hora de reactivar el autocuidado (o crearlo) y buscar reorientarnos hacia la vida completa.
(★) PREGUNTAS QUE PUEDES HACERTE PARA COMPRENDER POR QUÉ ABANDONASTE TU AUTOCUIDADO:
» ¿Esperas que el autocuidado cambie tu realidad? Lo puede hacer, en lo individual, pero no en lo colectivo a corto plazo. El autocuidado y toda práctica orientada a vivir conscientemente, nos permite estar en la realidad de manera amplia, compasiva y tolerante, incluyéndolo todo, pero no necesariamente cambiando algo.
» ¿Esperas que el autocuidado te evite sentir dolor o incomodidad con el aquí-ahora? Ese es un pensamiento habitual y fantasioso. La incomodad de la vida es mucho más común de lo que creemos. Intentamos evitarla, como así también el dolor, y eso nos restringe de una experiencia amplia y completa. El autocuidado nos puede facilitar gestionar el dolor y la incomodidad, aprendiendo a estar con esos factores, a atravesarlos con recursos amorosos, pero de ninguna manera los hace desaparecer.
» ¿Esperas que el autocuidado evite que te enfermes o que experimentes situaciones complejas, como pérdidas de cualquier tipo? Nuevamente, la idea es aprender y poder estar con lo que hay tal cual es, sin fantasear con una vida solo color de rosa. No practicamos ni nos abrimos a un camino de consciencia para evitar enfermarnos, fracasar o perder, sino para comprender que eso es parte de la vida y que cuanto más recursos y asistencia tenemos, más fácilmente atravesamos lo dificultoso y volvemos a florecer.
» ¿Esperas que el autocuidado solo te de bienestar y placer? A esta altura comprendes que no es así. Si en tu interior hay heridas silenciadas, angustia, miedos, frustraciones e impotencia, el autocuidado te ayudará a sanarlas, pero para sanar hay que sentir. Entonces aprendemos recursos y prácticas para entrar a lo doloroso con cuidado compasivo, y progresivamente, reconciliarnos con nuestras historias y así sanarlas.
La idea de abandonar el autocuidado surge de falsas creencias y expectativas ilusorias respecto a lo que nos debería brindar y también respecto a la realidad.
Ahora, lo comprendemos y, a la vez, el cansancio, el hartazgo y las continuas preocupaciones nos tienen sin energía ni voluntad para retomar. Paradójicamente, el autocuidado brinda capacidad de resiliencia corporal, emocional y mental, creando energía, voluntad y compasión renovada. ¿Cómo reactivarlo entonces, si no tenemos ya con qué?
(★) ALGUNAS PAUTAS QUE PUEDEN AYUDARTE A REACTIVAR (O A CREAR) TU AUTOCUIDADO DESDE EL AMOR Y LA COMPASIÓN:
» Comienza de a poco. No te impongas exigencias en tiempos, en logros o en sensaciones deseadas. Acepta tu falta de energía, tu hartazgo o fastidio como una parte de lo que deseas cuidar y transformar. No te exijas estar de otra manera. Gestiona este cómo estás.
» Sé sincera/o contigo y activa un autocuidado coherente con lo que necesitas y lo que puedes. No te impongas planes ideales que no podrás cumplir. Eso solo causará nuevamente frustración. Inicialmente, enfócate en necesidades concretas y simples, como descansar, estar al aire libre, moverte y comer sano… y sobre todo, limitar la exposición a noticias que solo suman angustia.
» Busca, reactiva o reconecta con material que te sirva de guía: videos, audios, lecturas que te brinden pautas y herramientas consistentes. Las hay de todo tipo, gratuitas y pagas. Investiga y siente con cuales resuenas, prueba y experimenta. El autocuidado es siempre creativo y adaptado a ti, con guía, pero flexible a tus necesidades y búsquedas.
» Asume la responsabilidad de cuidarte y de ser la que crea el propio bienestar. Deja de esperar que alguien lo haga por ti. Deja de esperar que llegue mágicamente. Deja de demandarle a la vida que sea distinta. En cambio, aprende a gestionar lo que hay y, desde un lugar de madurez, a vivir con lo que hay, de manera resiliente.
» Recuerda que la intención fundamental del autocuidado es estar para ti, de manera compasiva, amorosa y sin juicio. Es tu presencia en ti lo que alivia y te sana. Y si estás atravesando dificultades complejas, puede resultarte doloroso, así que hazlo con aun mas cuidado y pide ayuda siempre que lo necesites. Debemos confiar en que la asistencia está disponible cuando nos abrimos a recibirla.
(♥) LA PAUTA FUNDAMENTAL: AMOR HACIA TI
Siempre que entramos en conductas de autodaño nos hemos desviado del amor incondicional hacia nosotras mismas. No me refiero a un amor fantasioso romántico, sino al amor amplio, resiliente y comprensivo que surge de un corazón tolerante, honesto e inclusivo hacia la totalidad de la vida.
Si te amas de esa manera, no te dañas. Aun en el hartazgo, continúas cultivando una vida consciente y sosteniendo tu autocuidado, porque comprendes que solo es parte, que solo es experiencia que transcurre y luego pasa.
En este momento, tan dificultoso de la humanidad, no necesitamos ser los que suman dolor. No queremos ser los que suman dolor. Entonces, atraviesa tu fastidio, atraviesa tu frustración y brinda bienestar a la vida. Ejerce tu autocuidado no solo para tu estar bien, sino para poder ser un aporte de armonía, luz, coherencia y amor hacia los otros, hacia quienes tal vez la están pasando peor que ti.
Si todos le devolvemos dolor a la vida dolorosa, se hace interminable y realmente abrumador. Pero si algunos de nosotros podemos darle amor a esta vida dolorosa, créeme que el efecto será inconmensurable y agradecido. Una persona despierta que irradia amor compensa dolor e incomodidad en infinidad de seres. Propicia más amor, lo contagia y éste crece.
¡Reactiva tu autocuidado y conviértete en una de ellas!