Meditar caminando, una práctica fundamental y simple

Este contenido es un extracto del curso gratuito “Meditación caminando para practicar todos los días” al que puedes registrarte aquí.

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La meditación caminando es una práctica tan ancestral como contemporánea que atraviesa filosofías y técnicas ya que la encontramos en el tao, en budismo en todas sus variantes, en el hinduismo y sus meditaciones, en el mindfulness, incluso en tradiciones religiosas occidentales, contemplativas y de peregrinaje.

Con distintos matices y formas es una práctica muy simple y posible de usar en lo cotidiano. La propongo en este caso como recurso de entrada, si no sabes como armar un espacio/momento de autocuidado, o como crear la disciplina y continuidad en tu práctica si ya posees otros recursos, sobre todo sin necesidad de saber mucho ni de recordar mucho, que suele ser uno de los impedimentos de la práctica diaria.

Es interesante no desvalorizar esta práctica por su simpleza ni la simpleza de la práctica. ¿A qué me refiero con esto? Muchas veces nuestras mentes dimensionan los conflictos hacia lo grande y los complejiza porque así los vuelve relevantes. Usar prácticas simples para trabajar “complejos” en primer lugar le informa al ego que no son tan complejos esos problemas o situaciones, entonces rechazamos la práctica: esto tan simple no sirve, al ego tiende preferir las prácticas detalladas, técnicamente enredadas que después nunca terminamos usando. Lo simple que es muy usable y habilita profundad, hay una gran posibilidad en la simpleza.

Difícil es disponernos a hacer algo con lo que está aconteciendo, que en muchos casos es simplemente la vida que irrumpe con sus impermanencias y disparidades respecto a lo que la mente ilusiona. Y seguramente muchas de las personas viendo este curso tienen ya herramientas y recursos pero no los usan porque el orden hacia la práctica diaria es dificultoso, lo resistimos a la vez que intentamos romper la inercia.

Entonces este curso es para practicar todos los días como forma de autocuidado, como forma de traernos al momento presente, de cultivar la posibilidad de detenernos y de estar en nuestras vidas y a partir de ello elegir conscientemente como queremos responder, como queremos vivir, como queremos estar en lo que nos toca estar y tal vez también crear algo diferente.

 

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA MEDITACIÓN CAMINANDO

Muchísimas personas batallan con idea de meditar: no logran calmar la mente y por eso sienten que no pueden meditar. La meditación caminando puede ser es una forma muy acertada para quienes se consideran inquietos o muy pensantes, también principiantes.

Sin embargo, meditar no se trata de lograr ni la mente en blanco ni la disolución de los conflictos. Es mas bien un entrenamiento de la mente hacia la presencia, que lo hacemos desde el cuerpo, buscando menos juicio y resistencia a lo que nos incomoda o desagrada y menos aferramiento y ansiedad respecto a lo que deseamos y agrada.

Para meditar caminando no necesitas nada particular y una vez que uses las prácticas algunas veces, no necesitarás ni los videos. Si necesitas tiempo y disposición que surgen de tu voluntad. Hay que querer hacer, la práctica, la presencia… solo tu puedes moverte hacia ello sabiendo que es un proceso, no un logro.

Luego, la meditación es básicamente atención, o sea tu mente atenta, siguiendo de manera intencional aquello que la técnica le indica: un mantra, un sonido, la respiración. En el caso de la meditación caminando el objeto atencional son los pies y el contacto con el suelo, con la tierra. Observamos el caminar con atención consciente. Este entrenamiento es el que luego facilita la presencia en lo cotidiano, la mente va aprendiendo a quedarse y tambien a traerse. No tienes que obligarla (ni obligarte), solo eliges a donde atender cada vez.

Voluntad y atención, querer hacer, querer estar.

El tercer elemento es el recurso corporal, el cómo hacerlo… no se trata de forzar la mente, sino de darle recursos, medios hábiles para que pueda hacerlo, estar presente, ser conscientes y elegir eso.

En la meditación sentada el recurso es la postura y obviamente la quietud, en este caso el recurso o medio es el movimiento simple que implica caminar. Algo tan obvio y cotidiano pero que observado se convierte en un interesante anclaje para cultivar atención y voluntad.